¡LA CORRUPCIÓN Y TRAICIÓN GENERALIZADA EN LAS INSTITUCIONES DE SEGURIDAD, SON LAS PRINCIPALES CAUSAS DEL ASESINATO DE LOS SOLDADOS Y DE LA POLICÍA!
- Categoría: Artículo
- Escrito por Rehaa Arezoo
- Publicado: Lunes, 29 Octubre 2018
Durante los pasados 17 años, la pobreza, la miseria, las drogas y las guerras organizadas han hecho que un número enorme de jóvenes desempleados y en situación precaria sean reclutados por las bandas de terroristas talibanes, DAESH y los señores de la guerra. Debido a la carencia de empleo, una multitud de jóvenes se ven obligados a alistarse en las fuerzas de seguridad convirtiéndose a su vez en víctimas.
Sin tener ninguna tendencia ideológica, la mayoría de los jóvenes, únicamente por motivos de pobreza, falta de conocimiento y sobre todo por la desesperanza en las condiciones de vida y preocupación por ganar un trozo de pan, se alistan en las filas de la policía y el ejército y/o en los grupos talibanes que, de esta manera forman el eje de la máquina de una guerra expansionista y criminal del imperialismo de los Estados Unidos y de la OTAN utilizada según su antojo.
Mientras los responsables de las autoridades del Ministerios del Interior y el de Defensa se han convertido en millonarios y amos de castillos y negocios, gracias al extravío de combustible y alimentos destinados a los pobres soldados, muchas veces ha ocurrido que los policías y oficiales del ejército, debido a la falta de combustible y aprovisionamiento militar en el frente, perdieran sus vidas siendo cautivos de los talibanes y de los grupos del Daesh siendo degollados. Hace unos meses, el SIGAR “Inspector General Especial para Afganistán” informó del aumento de las bajas entre las fuerzas de seguridad afgana de una manera impactante y el motivo que presenta es la corrupción en el nivel del liderazgo de dichas fuerzas. La corrupción ha penetrado tanto en los órganos clave de seguridad, que incluso el mismo Ghani descaradamente a veces no puede negarlo. El año pasado, durante una conferencia anual de la Unión Europea, el presidente Ghani confesó que el Ministerio de Asuntos Interiores se ha convertido en el “núcleo de la corrupción” para las entidades de seguridad.
Soldados masacrados en Farah
A parte del SIGAR, algunas autoridades estadounidenses señalaron varias veces la existencia de la corrupción en el Ministerio de Interiores. No obstante, ni Ghani ni el Estado se han interesado por perseguir los casos de corrupción, ni a sus amos estadounidenses de manera seria. Puesto que, en el fondo se sitúan las cabezas criminales instalados en las autoridades de alto rango del estado, sobre todo en el ministerio Interior y el de Defensa. En segundo lugar, la propagación de la corrupción es una necesidad primordial de las políticas invasoras de los Estados Unidos en cualquier país en el que sus sucias manos están metidas. El SIGAR y otros instituciones estadounidenses y europeas junto con el Estado mafioso de Abdulla – Ghani nunca estarán dispuestos a revelar los nombres de los corruptos y grandes ladrones en el poder. Ellos (SIGAR, EEUU, Estado Afgano) para cumplir con el “gesto de responsabilidad”, solamente generalizan las cosas, quieren echar polvo en los ojos de la gente. Si en algún momento se trata de invocar a los corruptos para tapar sus escándalos, en los mejores casos, basta con la condena de las personas de bajo rango o del grado quinto para que, de este modo puedan destacar los crímenes y grandes logros cuyos principales autores son sus espías y títeres. Y por otra parte, el Estado pueda presentarse serio y decidido en la lucha contra la corrupción.
La situación demuestra que, el pastor corrupto de los Estados Unidos en Afganistán durante los pasados años, pese a diferentes traiciones y crímenes imperdonables que impusieron a nuestro pueblo, uno de ellos es convertir expresamente a los jóvenes que se alisten en el ejército y la policía para convertirles en carne de cañón. A través de los medios de comunicación, únicamente se refleja un número inferior de las bajas de las fuerzas de seguridad, pero, si revisamos diferentes puntos del país, encontraremos un número enorme de jóvenes masacrados que estaban sirviendo en el ejército y en la policía. Basta con referirnos a un corto informe del “ New York Times” publicado el 13 de mayo de 2018, que demuestra que durante la primera semana del pasado mayo fueron asesinados más de 100 soldados y policías en Nengarhar, Helmand, Baghlan y Zabul. No obstante, la realidad es que, a diario, por lo menos son asesinados 100 efectivos de las fuerzas de seguridad afgana en cada rincón del país.
Soldados masacrados en Badkhshán
Una mujer residente de la provincia de Parwan, respecto al asesinato de los jóvenes en el ejército y en la policía, dijo:
“Los jóvenes de nuestra aldea caen igual que caen las moras de una morera. Cada semana traen dos o tres cadáveres a nuestra aldea o a otras adyacentes. Todos son jóvenes y debido al desempleo se ven obligados a alistarse para hacer de policía. El Estado es traidor, no le importan los hijos de la gente pobre. Abandona a nuestros hijos en manos de talibanes y DAESH, mientras están rodeados y sin provisiones ni armas.”
Uno de los residentes de la provincia de Nengarhar, dice que durante los pasados seis años, 12 jóvenes de su aldea que servían en el ejército y la policía fueron asesinados. Este hombre conoce a todas las víctimas, ya que algunas de ellas eran sus parientes cercanos, añade:
“Los residentes de Dara-e-Noor no tenemos tierra de cultivo. Antes los hombres, sobre todo jóvenes, iban a Pakistán para trabajar, pero ahora es complicado. En Pakistán no hay mucho trabajo y ya no dan trabajo a los afganos. Para cruzar la frontera a través de Torkham piden pasaporte y nuestra gente no tiene poder adquisitivo para gastarse 6 mil o 7 mil afghanis para conseguir un pasaporte y el visado. Nuestros jóvenes no encuentran empleo. Se ven obligados a unirse a la Policía, y ya que todos pertenecen a las familias pobres y sin influencia, se les asignan las misiones más arriesgadas siendo enviados a los lugares más conflictivos como Helmand y Zabul.”
Con los ojos llenos de lágrimas, ese hombre dijo:
“Durante los últimos tres años, asesinaron a cuatro miembros de mi familia. Sohrab tenía 22 años. Hacía 2 años que se había hecho policía y 1 años después se convirtió en el mártir en Zabul. Cuatro meses antes de su muerte, se había casado con mi hija. También, mi primo Ali, fue convertido en mártir junto con Sohrab en Zabul. Él tenía dos años más que Sohrab y llevaba casado tres meses cuando fue asesinado. Tajwar, otro primo mío, era joven y solo tenía una niña de 1 año cuando fue convertido en mártir junto con Sohrab y Alí.
Un policía de Farah
Los cadáveres de estos tres jóvenes me los entregaron en la zona de Compani en Kabul y los trasladé a mi aldea. En aquel día acababan de llegar 18 cadáveres desde Zabul. Se llevaron a unos cuantos a Kunar y dos o tres de los 18 fueron llevados a Badakhshan y Takhar. Las familias recuperamos los cadáveres sabiendo que nuestros hijos se habían quedado rodeados por los talibanes, el Estado no les envió apoyo causando que todos fueran asesinados. Hacía 2 años, mi sobrino llamado Shir Sayed, también fue asesinado y convertido en mártir en la guerra de Helmand.
Nuestros corazones están rotos, sé que ninguno de los hijos de las personas que coaccionan y de las autoridades de alto rango forman el cuerpo policial y por supuesto no han sufrido ningún daño. Es por eso que no nos comprenden, no saben cómo lo están pasando los padres, la esposa y los hijos de un mártir.
Ha llegado otra vez el tiempo de elecciones, los que coaccionan están pensando cómo conseguir votos y andan delante de las puertas de las casas de la gente. Uno de ellos es Hazrat-e-Alí. Este traidor, con miles de mentiras e hipocresía obtiene los votos de la gente de Dara-e-Noor, va al Parlamento, y cuando necesitamos su ayuda no nos reconoce. Por el miedo a los talibanes y a los ataques suicidas se esconde tras siete murallas, pero nuestros hijos luchan en el frente con el estómago vacío. En la actualidad, ante Hazrat-e-Alí, otro señor de la guerra y ladrón llamado Gulkarim, hace campaña para su hijo Abdulkarim. Pero la gente de nuestra aldea ha decidido que no votará a ninguno de ellos. Éstos quieren llegar al Parlamento para forrarse. No piensan en nuestros mártires, viudas y huérfanos.”
El año pasado, otra vez, el SIGAR destapó otra acción vergonzosa de sus títeres en el Ministerio Interior informando que, un número de viudas de los soldados afganos, a cambio de cobrar la pensión de sus esposos mártires, por parte de autoridades del Ministerio Interior habían sido objeto de abusos sexuales. Wais Barmak y el lorito del Arg (palacio presidencial), Shah Husain Murtazawi, con una desfachatez sin precedente afirmaron ese informe. Por supuesto, la afirmación de estos dos vendidos no importa, sino que la mayoría de los sobrevivientes de entre los soldados mártires se quejan del Estado, debido a la mucha dificultad con la que consiguen “ekramia” (una ayuda monetaria que el Estado da a la familia del soldado muerto para costear su mortaja y entierro) y la pensión de sus maridos e hijos diciendo que sin pagar un soborno es imposible cobrarla. Mientra que, Asadulah Omarkhil, un verdugo perteneciente al partido Hezb-e-Islamí liderado por Gulbuddin Hekmatyar, que fue asignado por Ghani como gobernador de Kunduz, confesó que el año anterior se pagaron a 50 sobrevivientes de los talibanes muertos la misma cantidad de “ekrimia” que se habían pagado por todos los soldados mártires.
El padre de Abdulhadi, uno de los soldados mártires de la provincia de Farah, dice que debido a la pobreza y desempleo hizo alistar a su hijo en la policía:
Abdulhadi, un residende y policía de Farah, fue convertido en mártir
“No existía otro camino, no había trabajo, varias veces mi hijo se fue a Irán y yo tenía miedo de que cayera en las drogas. En Irán tampoco había mucho trabajo. Para llevarlo allí, cada vez pagábamos a un contrabandista, pero al cabo de unos día le deportaban de allí.”
Abdulhadi llevaba 8 años trabajando como policía y participó en las más durísimas guerras, hasta que finalmente cayó en una emboscada de los talibanes y se convirtió en mártir, pero según su padre, tras ese suceso, nadie les consoló y para cobrar su pensión también se encuentran con decenas de problemas.
Otro policía de esta misma provincia que ha servido 35 años en esta administración, ahora debido a hacerse mayor y tener algún tipo de discapacidad provocada por una explosión, quiere jubilarse y dice:
“Este Estado pertenece a los traidores, no hay sitio para nosotros los que hemos servido con dignidad. Llevo meses yendo arriba y abajo en el Ministerio Interior, pero nadie somete a tramitación mi petición de jubilación y presentan miles de excusas. Me piden aportar un documento que es difícil de conseguir. Ellos mismos lo saben, pero lo hacen para coger el soborno, ya que todos son vendedores de la patria y unos ladrones.”