EN COMEMORACIÓN DEL PRIMER DE MAYO, DÍA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES

¡Hay que aprender de los sacrificios de los trabajadores!

La historia del movimiento obrero del mundo tiene una antigüedad brillante, está llena de protestas y grandes levantamientos escrita con su sangre y esfuerzos. Estos sacrificios han dejado como herencia unas lecciones valiosas a los trabajadores que, si se unen y deciden, son capaces de arrastrar el morro de cualquier gran potencia en la tierra.

La primera demanda sindical, en 1856 para aprobar una jornada de 8 horas de trabajo y sus descansos, fue planteada por los proletarios australianos, en el que se asignó ese día para organizar una huelga general y reuniones. En 1871 el levantamiento de la Comuna de París hizo temblar a Francia y el resto de Europa. Los trabajadores de París pudieron conseguir poder político durante 72 días con el fin de eliminar las clases y instruir la sociedad. Este levantamiento fue reprimido cruelmente y en él murieron 30 mil personas, 50 mil personas fueron ejecutadas o encarceladas y otras 7 mil exiliadas

Un año más tarde, en el 1872, debido a los grandes incendios en Chicago, miles de personas quedaron sin casa y con hambre. Se manifestaron sujetando en las manos unas pancartas en las que estaba puesta: “O sangre, o pan”.

En el 1877 se organizó una gran huelga por los trabajadores de vías de tren, pero pronto esta huelga se extendió por todas partes de Estados Unidos. No obstante, estas huelgas también fueron reprimidas por la policía. La Unión central de los trabajadores difundió un comunicado que incluía: “Nosotros pedimos a la clase obrera que inmediatamente se arme. Solamente se puede enfrentarse con la ira contra los explotadores.”

En 1884 la Federación de la Clase Organizada y Unión de Trabajadores organizó una convocatoria que fue apoyada extensamente.

En 1885 fue difundido un comunicado en el que se pidió a la clase obrera norteamericana que actuara el uno de mayo de 1886. En este comunicado se decía: “Es el día de la rebelión, no estar quieto. Día en el que no haya palabras de los portavoces exagerados de las entidades apresadores. Día en el que la clase obrera establece sus principios y utiliza su poder para aplicarlos. Los principios que están en contra de la satisfacción y convenio de los opresores y gobernantes. Día en el que la gran fuerza de los trabajadores unidos hace frente ante una potencia que, hoy en día domina el destino de todas las masas populares. Día en el que se siente el placer de 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas para realizar cualquier trabajo por nuestra propia voluntad.”

En 1886 por todas las partes había huelgas. Durante las noches, los manifestantes recorrían por las calles con las antorchas en la mano decían:

“Millones de trabajadores se levantan. Mirad, han salido a las calles. Los déspotas tiemblan, porque encuentran perdidos sus poderes.”

Justo la noche anterior del suceso del primero de mayo, el diario “Trabajador” escribió: “Adelante con agilidad. El combate ha comenzado. El ejército mercenario es vago. El capitalismo ha escondido sus urpas detrás de las murallas y torres de vigilancias de la orden. ¡Trabajadores! nuestras consignas tienen que ser así: Basta de reconciliarse. Ha llegado el mes de mayo. Hace 20 años que el capitalismo se compromete a aprobar una jornada laboral de 8 horas, pero siempre ha violado este compromiso.” En aquel número del diario “Trabajador” se daba una importante advertencia: “Limpiad vuestras armas. Improvisad vuestros depósitos de municiones. Los asesinos sirvientes de la burguesía, la policía y su guardia están preparados para cometer crímenes. Ningún trabajador debe salir de su casa con las manos vacías.” En la madrugada del primero de mayo de 1886, la huelga general de millones de trabajadores, paró todas las fábricas. La policía no se sentó con los brazos cruzados y acudió a las puntas de sus lanzas. Derramó la sangre de tres trabajadores en la tierra e hirió a otras decenas. Esta vez, la convocatoria del diario “Trabajador” era urgente:

“!Prestad atención! La sangre se ha derramado en la tierra. ¡Limpiad vuestras lágrimas, eh, pobres y oprimidos! ¡Esclavos! Levantad y derrocad todo el poder de la orden saqueadora!.”

La clase alta después de haber reprimido sangrientamente a los trabajadores, en el mismo mes de mayo de 1886, empezó a crear juicios extraordinarios. Uno de los líderes del movimiento obrero en defensa de sus ideas revolucionarias declaró:

“Bueno, estas son mis ideas. Si vosotros creéis que podéis desvanecer estas ideas las cuales cada día están creciendo, si creéis que al encarcelarnos podéis impactar nuestra ideología, si creéis que la muerte es castigo de decir la verdad, pues, yo pagaré su precio caro con el cuello alto y audacia. ¡Llamad a vuestro verdugo!”

Otro joven de 21 años expresó sus protestas de la siguiente manera:

“Yo repito que soy enemigo del sistema actual y repito que con toda mi fuerza, lucharé mientras respire. ¡Yo os odio! Paso de vuestra orden, de vuestras leyes y de vuestro poder déspota. Por eso, colgadme.”

El tribunal condenó a muerte a siete personas de las cuales cuatro fueron ahorcadas. Para defenderles, un gran movimiento se organizó en el mundo. En 1888, los trabajadores decidieron otra vez celebrar ese día el 1 de mayo de 1990.

Y esto ocurrió justo cuando en Europa el movimiento obrero se movilizaba más y en 1889, en un Congreso Internacional donde participaron más de 400 personas de todas partes del mundo, se decidió que la jornada de 8 horas fuera su primera demanda y ésta se realizara por todas parte del mundo mediante un convenio general. El Congreso aceptó la propuesta del delegado norteamericano, determino el primer de mayo de 1990 como día mundial de los trabajadores. Y para la clase obrera, esto era el comienzo de la tarea de seguir luchando para devastar la burguesía la cual constituye sólo el 1 % de la sociedad.

Pero, muy lamentablemente estos movimientos se disminuyeron después del colapso de estados proletariados como la ex Unión Soviética, China y Europa del Este. En cambio, los países capitalistas con más poder, con hipocresía, con engaño y compra de estratos superiores de los proletariados, dándoles un cierto privilegio, explotan al resto de trabajadores del tercer mundo pudiendo evitar su lucha y para que así puedan prolongar su vida infame.

Tras más de 100 años, otra vez las chispas de los movimientos obreros como Movimiento de Wall Street “Movimiento de los 99 %”,” Movimiento de Ocupación de las Calles” y … se levantaron en los Estados Unidos y este gesto recibió el apoyo de los trabajadores europeos y del resto del mundo. Esto es una gran alarma de peligro para los países imperialistas que, con ningún engaño y astucia se puede evitar la ira rugiente de las masas anti despotismo.

Pero la situación en nuestro país, Afganistán, bajo las botas sangrientas de los invasores norteamericanos y sus lacayos fundamentalistas es la siguiente: Aquí no se sabe nada del primero de mayo. Si ayer los vendidos Khalquís y Parchamís (los partidos títeres de la ex Unión Soviética) echaron el nombre y el día de trabajadores en el lodo, con el dominio de los vampiros partidos islámicos y talibanes, este día fue eliminado del calendario; todos los centros productivos y fábricas tanto en Kabul como en otras provincias fueron saqueados y sus chatarras fueron vendidas en Paquistán. Lo que quedaba, tras el gobierno títere de Karzai, fue subastado en el mercado “libre” para que el nombre de trabajador y sus luchas, su convivencia y unidad, para que su ánimo de lucha se convierta en cenizas y despreocupar a sus amos imperialistas de la ideología progresista y la lucha irreconciliable de los trabajadores. De los cientos de millones de dólares que fueron enviados a Afganistán, además de dilapidación de la mayor par

te, ni siquiera se ha gastado 1$ para crear una fábrica. En un país ocupado como Afganistán, 20 millones de personas pasan hambre; del 50 al 80 % de la población no tiene empleo; 8 millones de minas antipersonas quitan la vida de 10 personas al día; viven bajo la condición humana 200 mil discapacitados, 700 mil viudas, 1 millón de drogadictos, miles de mendigos y prostitutas, 2 millones de emigrantes y, 2 millones de niños y adolescente obligados a trabajos duros; anualmente la cifra media de las victimas civiles por los bombardeos de la OTAN y los talibanes, llega a 1.500 personas, es decir, durante 11 años de la ocupación fueron asesinada 16.441; es más, si se añade el tráfico de drogas y antigüedades, la corrupción gubernamental y el dominio de mafias, tráfico de niños y auto quemadura de mujeres, inflación y desplazados, coacción y injusticia etc. Muy pronto resulta que, Afganistán a lo largo de su historia nunca había visto un régimen tan corrupto, asesino y traidor.

Mientras que el cuchillo ha atravesado la carne del pueblo y ha llegado a su hueso, los gobernantes actuales con sus patrocinadores son odiados por el pueblo y “la más grande” potencia económica y militar del mundo está atrapada con sus aliados en una crisis incurable. Únicamente, la unidad de nuestro pueblo con una postura contundente ante los enemigos y un liderazgo extraordinario puede erradicar el tumor de estos saqueadores y así como conseguir que el pueblo afgano pueda determinar su destino hacia el bienestar, el progreso y la comodidad.

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